Lucas, Teofilo soy yo
Empecemos con el nacimiento de Jesús. No tenemos el día en que nació. No sabemos la hora. No sabemos qué clase de familia tenía. ¿Tuvo hermanos o hermanas?, ¿Quienes fueron sus tíos? No sabemos nada. ¿Por qué?
Porque a nadie se le ocurrió que ese niño era importante. Era un niño cualquiera así que no vale la pena llevarle las cuentas. A los hijos de los príncipes y reyes se les documenta todo, a los hijos de los pastores: nada.
Si eran carpinteros, es lo mismo.
Así que ¿De dónde sacó Lucas la información sobre Herodes, rey de Judea?
Y no sólo eso, sino que empieza a darnos detalles bien escondidos, de hechos que sucedieron hacía por lo menos sesenta a setenta años. ¿Cómo lo sé?, En realidad estoy adivinando. Se supone que Jesús empezó a hacer vida pública a los 30 años. Murió a los 33. Súmale a eso que se presume que el Evangelio se escribió unos treinta o cuarenta años después de la muerte de Jesús y encontraremos con asombro que aquí Lucas nos habla de hechos que sucedieron setenta años antes.
Recordemos que algunas fechas históricas se conocen por datos que se dan y no se dan en un relato. Por ejemplo: Jesús caminó por Jerusalén y en el año setenta, Jerusalén fue destruida, mencionar o no ese suceso, nos indica si pasó antes o después de cierta fecha. Esos sucesos nos sirven de calendario paralelo.
Fijemos ahora nuestra atención a cuánta información hay en tan pocas palabras: “5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel;”
Ahora tenemos no sólo el nombre del Rey, sino de un sacerdote perdido de algún grupo distante, casado con una mujer más perdida que su esposo, a la que se le conoce toda su estirpe, incluido por supuesto el nombre de pila: Isabel.
Veamos. Yo tengo problemas para encontrar el nombre del sacerdote que me bautizó. De hecho se podría decir que nadie me ha bautizado ya que es muy difícil encontrar algún documento que lo atestigüe.