Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

De nuevo María me sorprende. Aunque debería estar acostumbrado. Si al principio ella agradece que se le haya tomado en cuenta para esta labor de madre de Jesús, ahora nos informa que sabe del plan en general. Ella no se encierra en su suerte, ella nos informa que sabe que el nacimiento de su hijo es un homenaje a su pueblo. Su hijo, más que la alegría que trae a una madre, es la alegría para todo un pueblo.

En definitiva María es una avanzada. Se da cuenta de las cosas que pasan, de sus consecuencias no sólo para unos días sino para los siglos por venir. Ya nos informó que las siguientes generaciones la llamarán bienaventurada. Ella sabe de su importancia tan grande.

Sólo es curioso que en este momento ella decida visitar a Isabel.

¿Por qué?

Y ya sabemos que Isabel y María no son extrañas. Isabel conoce muy bien a María. Sabe de la profundidad de su creencia.

Pero… ¿Por qué no al revés?

¿Por qué no es Isabel la que visita a María? Después de todo, ya Isabel sabe de la importancia del niño que lleva su pariente.

¿Es que acaso no estamos viendo algo que para ellas dos es ‘normal’ y nosotros no podemos ver?

55 -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»

OK. Ya nos habíamos dado cuenta que María conoce las escrituras. Aquí nos vuelve a dar detalles. Habla de Abraham y de un pacto con él y su linaje.

¿Será que María sabe que ella es descendiente de ese linaje?

Por supuesto. Hace tiempo lo sabe. Ni sorpresa le causa ser la elegida porque ella cumple todas las características de la profetizada madre del Mesías.

¿Ayudará esto a explicar el porqué es ella la que visita a Isabel?

Podría ser. Mantengámonos atentos.