Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Así que ya has creado la vida y tienes hijos. Ahora les das amor. Los proteges y cuidas.

Pero al ir creciendo, ellos se van alejando cada vez más. Algunas cosas interesantes les suceden a estos niños, se caen, se golpean, los perros les ladran y algunas veces los muerden y cosas así. Entonces ¿Qué más hace un Dios para darles tranquilidad?

Les promete defenderlo de sus enemigos y de aquellos que los odian.

¿Está mintiendo Dios cuando dice todo aquéllo?

Eso es relativo. Si le preguntamos a Dios la respuesta será que no, la promesa es una realidad y además, ellos son sus hijos ¿Qué padre abandona a sus hijos?

Tiene razón, Dios no miente.

Si le preguntamos a los hijos, ellos dirán que aún no han visto que su padre (O sea Dios) los proteja de los males, de hecho la maldad los sigue acechando y los enemigos que los odian se siguen acumulando, Al parecer Dios no cumple lo que promete. De seguir así por unos días más, es posible que lo cambiemos por otro Dios, o por otros dioses.

¿Por qué no?

Es más seguro tener un Dios que sea específico para cada problema y no un Dios que quiera arreglar todo y al final nos deje totalmente sin protección. Es más efectivo un Dios para la lluvia, uno para el sol, uno para la caza y otro para las cosechas. Después de todo Dios (nuestro padre) nos prometió cuidarnos de nuestros enemigos y ya tenemos pruebas de que la ayuda nunca llegó.

Así que tenemos dos versiones. Por un lado, el padre dice que todo es verdad. Por el otro tenemos el hijo que entre llanto y sollozos dice nunca haber visto la ‘divina’ protección.

¿Quién miente?

Y eso sin olvidar que tú sigues siendo un Dios. ¿Estás mintiendo tú o tus hijos?