Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Lucas quiso sellar su narrativa. Él la dejó autografiada para aquellos lectores que gustan de un ejemplar individualizado.

Teófilo…

Y yo que creía que para ser evangelista se requería no tener sentido del humor. Este evangelista no sólo sabía leer y escribir. Sabía latín, griego y sus significados. Sabía a quién dirigir sus escritos, sabía elevar al lector para guiarlo con su mano por donde quisiera y además era ordenado.

Algo más. Le gustan las encrucijadas, los juegos de palabras. Debemos estar atentos. ¿Quién dice que no hay un mensaje que aún no hayamos captado?

A todas estas, se estarán preguntando ¿Por qué escogí a Lucas como el evangelista a ser analizado?, lo escogí al azar, simplemente estaba ahí y lo tome. Pero parece ser que fue él, el que se escogió para ser analizado. El mismo se puso en un sitio donde sería fácil de descubrir. Repito, debemos estar atentos. Más ahora cuando descubrimos que tenemos frente a nosotros a un escritor hábil, inteligente y con sentido del humor.

4 para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

¡Aja! Así que Teófilo no es ningún aprendiz. Ya fue instruido. Ya conoce la historia, no es un romano cualquiera al que queremos cristianizar. Ya Teófilo ha recibido las enseñanzas.

¿Qué nos está diciendo Lucas? Aquí me sorprende. Lucas aquí hace algo que es inverosímil. Nos dice que está perdiendo el tiempo.

Me explico: ¿No estás perdiendo el tiempo cuando le escribes la historia a alguien que ya se la sabe?

A no ser que… Que no sepamos quién es Teófilo.

Volvemos al versículo tres, en donde sospechamos que Teófilo (amigo de Dios) es un mensaje en clave para los futuros lectores.