Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Por supuesto que no. Gabriel nos dice esto sabiendo que no hay forma de contradecirle.

Excepto si hubiera algo que Dios hubiese querido hace tiempo y no hubiera logrado aún.

¿Habrá algo que Dios quiera y no tenga?

¿Qué tal que Dios quiera fidelidad y no la tenga?

Podría ser. Los mismos escritos que nosotros tenemos y que básicamente eran los mismos que tenían los sacerdotes hace dos mil años, están llenos de relatos de infidelidades y traiciones que nosotros le hacemos a Dios. Profetas que se revelan, mensajeros que no creen, mujeres que miran para atrás, hombres que piden pruebas, pueblos enteros que adoran becerros en cuanto se les deja solos. Pareciera que la fidelidad es casi imposible de obtener. Aunque Gabriel nos lo dice: “Porque no hay nada imposible para Dios”

Pero si así fuera, ¿Porque no ordenar fidelidad para todos? Recuerden que hacía un tiempo atrás se le había ordenado a las tinieblas darle el paso a la luz. Así que, ¿Qué de difícil es pedir fidelidad para conmigo?

Tal vez que como toda persona que haya estado en una relación de pareja sabe, la fidelidad no es algo que se exige. La fidelidad es algo que se da, de otra manera no tiene ningún valor o sentido.

Así que Dios debe ser tan paciente que aún hoy sigue esperando que cada uno le sea fiel. Por eso debe confiar en María. Si María le es fiel, todo sigue su curso. Si no, pues confiar en que el hijo que ahora ella lleva no se vuelva desobediente y de pronto se ponga a decir cosas que no estaban en el libreto. Llegado el caso, Gabriel negaría ante la corte de los terrícolas que nunca había venido por estos lados.

Pero María creía. Es cierto que le dijo al ángel que ella no conocía varón, pero debió haber sido una pérdida de memoria momentánea ya que ella sabía que Sara, que era estéril, había sido bendecida con su hijo Isaac, para gloria de Abraham que se llevó todos los honores.