Lucas, Teofilo soy yo
38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.
Cuando Gabriel le dijo que no había nada imposible para Dios, María debió haber recordado y se entregó en las manos de Dios.
Y tal vez si lo vemos de sopetón, quedar embarazada así sin aviso pues no parece la mejor forma de ser feliz, pero si Dios lo dice, así debe ser y con los ojos cerrados, se cree.
Parece que Gabriel se convenció porque no dio más explicaciones. Y así como no acostumbraba a saludar, tampoco se despide. Simplemente, viene, te deja embarazada y se va.
Debe ser una prueba más de que Gabriel es un ángel varón. Si hubiese sido angelita, se queda y reconforta. Le prepara el desayuno y hasta le ayuda a tejer su primera camisa. Gabriel no pierde el tiempo en esos detalles. Simplemente se luce dando la noticia y se va. Ni me sorprendería que se haya metido en alguna taberna y se haya bebido un par de cervezas y en un desliz, producto del licor, haya comentado algo sobre la venida de Jesús.
¡Hmmmm!
Ahora descubrimos algo más. Descubrimos lo que Gabriel ya sabe. Que el vino o el licor no son prudentes.
¿Notaron algo?, ¿Notaron que cuando Gabriel se le apareció a Zacarías, le informó que tendría un hijo que no bebería vino ni licor?
¿Por qué?
¿Sería que Juan tendría un secreto que debía cuidar y al alejarse del vino o el licor, podría conservar su secreto con mayor eficacia?
¿Qué secreto?
La Visitación.
Encontramos otro título. Ahora parece que viene una visita. Prosigamos.