Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Y no es que a nosotros nos interese en lo más mínimo que María sea virgen o no. ¡Ojalá fuera tan sencillo!

Es como, a nosotros nos aterra algunos detalles de nuestras vidas. Por ejemplo:

  • Que nuestras hijas sean vírgenes.

  • Que nuestra novia elegida sea virgen.

  • Que nuestras hermanas sean vírgenes.

  • Que nuestra madre haya llegado virgen al matrimonio.

  • Que las mujeres "buenas" sean vírgenes.

Somos una sociedad obsesiva, pero no de la virginidad, somos obsesivos con el sexo. Y un poco más allá, somos unos hipócritas porque en cuanto los hombres salimos a la calle, pareciera que nuestra única tarea es lograr que nuestras novias no sean vírgenes.

Salvo algunas extrañas excepciones, ningún hombre está dispuesto a hacer su parte y esperar a que su novia permanezca virgen. Y no quiere esto decir que este humilde autor este de acuerdo con la virginidad o no. Es que este pareciera que es un acuerdo de la sociedad que nadie quiere respetar.

Y siguiendo con la proyección de nuestra sociedad es que nos tomamos el derecho a imaginarnos cosas que hacemos realidad en contra de lo que sea.

Así que todo el debate sobre la virginidad de María no es sino una "necesidad" de nuestros caprichos. ¡Por supuesto que María debe ser virgen!, Siendo que es la madre de Jesús, ella debe ser la buena mujer a la que vamos a obligar a cumplir con todas las normas que nosotros no tenemos la menor intención de cumplir.

Es por eso que yo dicto que María dice: ¡sigo siendo virgen!, cuando en realidad en ningún lado ella le da valor a eso. Ella está por encima de esos chismes sin importancia. También José está por encima de eso. Somos nosotros los interesados en esos detalles que hacemos parecer importantes.

En mi opinión, el hecho de si María es virgen o no, ni siquiera debió haberse tomado en cuenta. Pero estará ahí, mientras nuestra sexualidad no se vea como lo que en realidad es: Un juego divertido y nada más.