Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Para que puedan entender los niveles entre las diferentes clases de pecadores, lo mejor es tomarnos a nosotros mismos como los que llevamos pecados pequeños, casi imperceptibles. Nuestros vecinos tienen siempre los pecados más grandes y ofensivos y entre algunos de ellos están los grandes pecadores que son a los que Juan se refiere como raza de víboras.

Merecido se lo tienen.

8 Dad, pues, frutos dignos de conversión y no andéis diciendo en vuestro interior: `Tenemos por padre a Abrahán'; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abrahán.

¡Aja!

He ahí la respuesta a nuestra pregunta.

Juan era un tipo que estaba cansado de escuchar lo mismo. Es que se llegó al momento que sólo tenías que probar que descendías de la familia de Abraham para estar salvo.

Juan elimina esa clase social. Ahora no importa si tu abuelito era el mismo Rey David, si no te bautizas, estás en problemas.

Y ahora hay algo más, debes dar señal de estar convertido. Se acabaron los diplomas, si estás convertido es mejor que se vea y pronto. Y otra cosa, ya sabemos que son una raza de víboras.

Esto debió ser devastador para los que se creían salvos, sólo porque eran descendientes de Moisés y no olviden que el tipo había abierto el Mar Rojo para que ellos pasaran tranquilos. Las reglas habían cambiado.

Y las reglas cambiaron de la noche a la mañana. No le dió tiempo a nadie de prepararse. Ahora deberían ir a donde Juan y convertirse. Ni les dio opción. Al menos ahora tenemos los Pentecostales, Cristianos, Bautistas, Mormones y las mil diferentes iglesias con un sólo Dios verdadero. Juan no se puso a ofrecer diferentes menús para los diferentes gustos celestiales. Nada de eso. Sólo un bautismo y mostrar frutos de conversión.

Juan nos metió en problemas.