Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

El Mesías ya estaba anunciado.

Ya el salvador era esperado y no faltó alguien que lo sospechara.

Y aquí le llegaría la pregunta a Juan. Imagínense ese honor. Alguien que te pregunte si eres el enviado de Dios.

16 declaró Juan a todos: «Yo os bautizo con agua; pero está a punto de llegar el que es más fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Juan no cae en la tentación de creerse el Cristo esperado. Les aclara a todos que él no es. Además me recuerda a María que agradece que este embarazada. Aquí Juan está agradecido de poder bautizar con agüita porque el que viene, trae el poder de verdad. Lo hace claro.

O sea, hace claro que él no es el Mesías, pero no lo hace tan claro cuando habla de Espíritu Santo y fuego.

¿Qué es eso del fuego?

Y es posible que esté claro y yo no quiero entender. ¡Como si no me conociera!

17 En su mano tiene el bieldo para bieldar su parva: recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego que no se apaga.»

Esta es sin duda una metáfora en donde Juan notifica que el salvador vendrá y pondrá todo en su sitio. El grano en el granero y la paja, en la basura. Y además una palabra más en mi vocabulario: Bieldar. Nunca había escuchado ese verbo y tengo la sensación que jamás lo volveré a escuchar. Si alguien me ve por la calle, puede hablar con toda confianza y utilizar este verbo con la seguridad absoluta que no la entenderé.

18 Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.

Juan creía en la inminente llegada del Mesías y lo anunciaba sin temor.