Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Jesús enseña en Cafarnaún y cura a un endemoniado.

31 Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. 32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.

¿Cómo no iba a hablar con autoridad si sabía la verdad?

A Jesús le quedaba fácil, simplemente decía lo que Él sabía era verdad y de esa forma, a cualquiera le queda fácil hablar con autoridad.

Espero haber sido claro.

33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces: 34 « ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Callarte y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. 36 Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros: « ¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.» 37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

¿Qué es esto de ‘espíritu inmundo’?

Ya los hemos leído en varias partes y sólo nos queda agradecer que nunca hayamos visto uno.

Y no sólo los encontramos en la Biblia sino que además los testigos saben y ven los espíritus inmundos y es por ello que dan su testimonio sobre lo ocurrido. Así que declaramos nuestra ignorancia sobre espíritus inmundos y sólo agradecemos que no tengamos que tratar con ellos.

A no ser que no los detectemos.

Interesante ese apunte.

Digo que es interesante porque muchas cosas que tenemos frente a nosotros, no las detectamos precisamente por esa misma razón: están tanto tiempo frente a nosotros que no las vemos.