Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Luego, cuando va conociendo sus discípulos y cura a suegras y enfermos por igual. Este Jesús ya ha empezado a contar parábolas que no son otras cosas que profecías encerradas en comparaciones. Ahora sale el Jesús preparado. Jesús aquí nos deja ver que sabe leer. Esto es novedoso para la época. 

Los fariseos lo vuelven a atacar con verdades. Al parecer los discípulos han tomado semillas de trigo y las han consumido el sábado.

Esto está prohibido por la ley y los fariseos se lo saben de memoria. Pero Jesús no sólo sabe la ley sino que sabe sus historias y encuentra en el rey David un aliado. Ya este rey había consumido pan que les correspondía a los sacerdotes y lo consumió el sábado en compañía de los soldados. Así que Jesús aquí destruye la idea de no tocar nada el sábado. El sábado no se cocinaba, ni se lavaba, ni se cultivaba. Jesús toma el sábado y deja de adorarlo. No estaban adorando a Dios, estaban adorando al sábado y es Jesús el que decide dar un paso más allá de donde estaban sus discípulos, ahora adorar a Dios no se media con lo que hicieras el sábado. Ahora sería más importante lo que hacías en función de Dios, no en función de un día. 

Pero fíjense que así como Jesús toma a un rey poderoso y lo hace su aliado, también es Jesús el que nos hace sus aliados. El con su ejemplo nos incita a que tomemos el día sábado y lo tratemos como cualquier otro día. 

Curación del hombre de la mano seca. 

6 Otro sábado entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca.7 Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. 8 Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se puso allí. 9 Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.» 10 Y, mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. 11 Ellos se ofuscaron y deliberaban entre sí qué harían a Jesús. 

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