Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Excelente pregunta. 

Resulta que los sacerdotes del templo, se sabían la ley de Moisés al derecho y al revés. Respetaban el sábado que por alguna razón se convirtió en intocable, pero se preocupaban muy poco por la gente, por los pobres, los enfermos y los desprotegidos. Las mujeres eran nada, así que no se preocupaban por ellas, a no ser que alguna hiciera algo raro, como acostarse con el hombre equivocado. Entonces se les tiraba piedra hasta que no se podía ver ninguna parte de su cuerpo. 

Jesús aunque pedía respetar la ley y al efectuar algunos de sus milagros ya hemos leído que pedía que se presentaran a los sacerdotes, era muy suave con los pecadores. Ni le molestaban. Era fuerte con el pecado pero ante el pecador era todo amor. 

Esto fue nuevo para muchos. Para las mujeres fue novedoso. Imagínense, no importa que tan pecadora fueras, este profeta te permitía andar con él. Y no te iba a estar recordando tus pecados. Es más, hasta se te olvidaba odiar al que te odió. Sólo te pedía que amaras a tus enemigos y además contaba historias que después de veinte siglos las seguimos escuchando y asombrándonos. 

Así que estas mujeres con toda dicha andaban con él, hasta una a la que le habían sacado siete demonios. 

Siete… imagínense que uno tenga todos esos demonios y aún así, este hombre te permita andar con él. Con los sacerdotes era poco menos que imposible. Ya vimos que ellos hasta tenían pan especial que solo ellos podían comer. Jesús no pidió pan especial ni asiento más alto. Se sentaba a donde lo invitaban y entre más pecador, más interesado. 

¡Pero Claro! Si así tendría más oportunidad de atraer gente y salvar almas. 

La clave aquí es que las mujeres no existían como parte fundamental de la sociedad. Eran compradas como esposas. Tenían un valor como utilidad. Su palabra no valía de mucho y no tenían derecho a la primogenitura. 

¡Ajá!

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