Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Pregunta: ¿Entonces no podré volver a ofrecer un café o dar una moneda? 

Créanme que a veces esto de explicar es doloroso, sobre todo si nadie me ha pedido explicación y yo insisto en darla. Ahí voy. 

Cuando tú seas capaz de ver lo hermoso que eres. Vas a darte cuenta de algo más: Que todos somos hermosos y entonces viene el siguiente paso que consiste en ayudarle a tu hermano a crecer, no a bajar.

No te preocupes, que para bajar somos expertos. 

Así que cuando veas un pordiosero, para, piensa, recuerda, cree. 

Ya con más práctica solo cree. 

Y entonces vas a ver algo más: Es tu tarea tomarlo de la mano y ayudarlo a crecer. Crecer de una manera honorífica. 

Crecer de una manera que cuando tú te alejes, el pordiosero, ahora convertido en abogado, se diga a sí mismo: Yo me superé. 

Eso es éxito. 

Pero en cambio, si el pordiosero se convierte en abogado y dice: yo soy abogado, porque está persona me hizo abogado, entonces estaremos en problemas.

¿Lo ven? 

Está claro. 

El que brilló fuiste tú y no él. 

Así que cuando das un café sólo por sentirte bien, tú estás siendo corrompido porque estás pensando en brillar tú, a costillas de tu hermano que no tiene donde dormir. 

Eso es maldad en su máxima expresión.

Y disfruta tus dos minutos de sonrisa porque ahora habrá pasado algo bien interesante: has demostrado no creer y has creado miseria.

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