Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Aquí seguimos viendo la película. Un tipo desesperado por venderle su idea al otro... y el otro lleno de tranquilidad, con la paciencia del que no necesita nada.

Vemos un vendedor necesitado de vender para ganar la comisión frente a un cliente que no necesita nada. ¡Qué frustración!

Pero aparte de la misma idea que es la de tentar y ser tentado, pudiera existir otro mensaje un poco más oculto.

¿Qué quiso decir con eso que le habían entregado estos reinos?

Sólo en un sentido tuviera razón este diablo. Y vamos a suponer que tiene razón ya que Jesús no lo contradice.

Imaginemos una discusión con alguien que en determinado momento te dice algo descabellado como por ejemplo; “Tú estás viviendo en mi casa”, Cuando nosotros sabemos que esta no es su casa, sino de un primo o es mi casa. ¿Eso no te hace saltar y poner la verdad en su lugar?

Pues Jesús no salto para aclarar la verdad, sólo le informa a quién se debe adorar.

¿Podría ser que éste reino sí se lo dieron al diablo?

¿Por qué no?

Pero es que aún quedan cosas por definir. Para empezar…

¿Quién es el diablo?

Los católicos lo ven como un espíritu que era un ángel querido por Dios pero le tocó sacarlo corriendo porque el infeliz le quería dar un golpe de estado. Pero es un espíritu. Los testigos de Jehová lo ven como algo más real. De igual procedencia pero real. Los protestantes lo llaman “el enemigo” y no de que otras maneras lo llamaran en otros lados, pero el diablo forma parte integral de toda religión.

Como nosotros estamos aquí analizando sólo a partir de lo que Lucas nos entrega, pues diremos que el diablo es la tentación en persona. No podríamos decir que es alguien que se mete en nuestras decisiones y nos obliga. Es simplemente alguien que nos da ideas para desbalancearnos. A veces con cosas inocentes que ‘no le hacen daño a nadie’ cómo convertir piedras en pan y otras un poco más fuertes como adorarlo a cambio de tierras y poder.