Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Claro que quedaron asombrados, uno no ve paralíticos que caminan todos los días, así que el asombro es fácil de entender.

Vocación de Leví. 

No sabemos quién es Leví. Al igual que no sabemos quién era Simón cuando la suegra se le enfermó.  

27 Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» 28 Él, dejándolo todo, se levantó y le siguió. 

Leví tenía nombre judío, así que diremos que es judío. Pero también era recaudador de impuestos, así que trabajaba para los romanos. Esto hace a Leví interesante. Debió ser odiado por muchos ya que se veía como un traidor a su pueblo. 

Comida con los pecadores en casa de Leví. 

29 Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. 30 Los fariseos y sus escribas refunfuñaban diciendo a los discípulos: « ¿Cómo es que coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?» 31 Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. 32 No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores.» 

Aquí vuelve a aparecer, pero de una forma más clara, el mensaje que Juan el Bautista empezó a regar. Este Jesús no venía a salvar a los descendientes de Abraham. No venía a salvar a los que ya estaban salvos, sino que venía a hablarle a los olvidados y a los perdidos. 

Si Juan el Bautista riega agua sobre todo aquel que desee ‘convertirse’, Jesús lo hace más práctico. Jesús llama a personas relegadas a que se le unan. 

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