Lucas, Teofilo soy yo

Pero retomando la discusión, decimos que los fariseos escuchan a Jesús, y luego con sus propias palabras lo tratan de encerrar…

•  ¿Por qué Juan el Bautista ayuna y tú estás comiendo?

• ¿Por qué te sientas con pecadores?

• ¿Por qué haces curaciones el sábado?

• ¿Por qué no te vemos orar? 

¿Qué es lo que generalmente uno hace cuando lo atacan de esta manera? 

Defenderse. 

Volvamos a ver esto de otra manera. Debemos ver cómo atacan al Jesús que predicó hace veinte siglos y cómo nos podemos beneficiar con su ejemplo. 

Primero y permítanme que lo repita, a Jesús lo atacan con verdades. A nosotros también. Es que si nos atacaran con mentiras sería fácil pedir evidencia y mostrar nosotros la verdad. Pero al mostrarnos nuestras propias palabras y respaldadas con los hechos de nosotros mismos o de nuestros amigos, es fácil destruirnos, ya que no nos podemos defender. Jesús pudo haber hablado mal de Juan el Bautista o de sus discípulos por ayunar tanto y diciendo que en lugar de estar ayunando deberían estar dándole de comer a los pobres y con esto se gana un enfrentamiento, con uno de los suyos. Y recordemos que una vez que las palabras salgan de tu boca, ya no regresan jamás. Habrá evidencia de que Jesús estaba en contra del Bautista que se suponía era su aliado. 

Es vital que entendamos que el enemigo es astuto. Cuántas veces no llegan hasta tu propia casa y te dicen ‘verdades’ con que te destruyen y te dejan sin poder defenderte. Como cuando te dicen que han visto a uno de los tuyos en malos pasos o que alguien habló mal de ti o que aquél trabaja más que tú o tiene más que tú y otras verdades de las que te tienes que defender. Esperen… ¿Quién dijo que uno se tenía que defender?