Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Nos está enseñando a tentar al diablo cuando éste nos tiente. Nos está diciendo que vamos a ser tentados y que hay dos formas de responder:

28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. 

Esta es una nueva manera de ver la vida. 

Pareciera que todo mensaje que trae Jesús está encaminado a promulgar este nuevo lema: “bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.” 

29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. 

Despistador. 

Y no que Jesús nos despiste, sino que nosotros no queremos entender. 

Aquí podría pensarse que Jesús decide volvernos gente pacífica. ¿Pero de qué forma? 

Y es que en cuanto uno lee que cuando alguien te quite las sandalias hay que darle el manto, le estás haciendo un favor al ladrón y no es así. Es al revés. 

Es que cuando alguien te ofende, el mayor dolor provendrá de tu incapacidad de perdonar. La mayoría de las cosas que te roben nunca volverán a ti, por una razón u otra. Entonces… ¿para qué sufrir? 

Entonces Jesús nos dice aquí: Déjalo ir. Y es que una vez que tú dejes ir lo que se fué de ti, pues ya no sufres. Es como si en lugar de robo lo consideras un regalo. Ya no es tuyo, no sufras, que sufriendo sólo pierdes el tiempo. Y esto aplicaría desde pérdidas de zapatos y anillos hasta pérdidas de casas, esposas y esposos. 

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