Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! 

Bis 

34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. 

Estos están bien simples. Pareciera que las grandes verdades son simples y no se necesita de un diccionario para entenderlas. 

…Ni de un analizador. 

35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio; entonces vuestra recompensa será grande y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los perversos. 

Aquí es la primera vez que Jesús nos amenaza con ser hijos del Altísimo si nos portamos bien. Además que utiliza la ocasión para dejarnos saber, que el Altísimo es benevolente incluso con los desagradecidos y los perversos. 

Primero, el bautizo abrió las puertas para todos. Después Dios deja de ser peligroso. Era que antes de Jesús, Dios era utilizado para aterrorizar a los niños y las mujeres. Los hombres adultos no necesitaban ser aterrorizados porque desde niños ya habían sido aterrorizados por las mujeres, así que todos andaban asustados o asustando. Pero aquí Jesús muestra a un padre celestial que es capaz de perdonar todo. Definitivamente muestra un nuevo Dios. Y no que sea nuevo, es que se le muestra como es, sin traducciones. 

Así que Jesús nos insta a vivir con amor y perdonando enemigos, no para ganarnos el cielo, sino para vivir mejor aquí. Jesús menciona que la recompensa será grande. ¡Por supuesto! Es tan grande que desde el mismo momento en que “lo dejas ir’ y perdonas, vas a sentir la recompensa. No te tienes que morir para cosechar los frutos de tu buena labor. Aquí mismo y desde este mismo momento empiezas a sentir la paz del que perdona. 

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