Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Nada de raro aquí, ya que es la misma María que se fué a donde su pariente Isabel a acompañarla por seis meses en su embarazo. María no necesitaba mayor permiso para viajar. El pobre José, su futuro esposo sólo tenía la opción de quererla, ya que a donde pusiera la vista María, allí se conducía la familia. Las preguntas vendrían después y si no se le entendía, ni modo. Era el precio que se tenía que pagar por la revolución. 

Así que Jesús debió aprender filosofía y lógica. De seguro estudió medicina y sabía de enfermedades y sin lugar a dudas había caminado entre los pobres del mundo y sabía que todos tenían algo en común. Sabía que más que alimento o ropa, sabía que más que una cura para su enfermedad o un techo sobre sus cabezas, todos pedían algo más: esperanza. Jesús lo sabía y él se las dió. No al pueblo elegido, ni a los buenos del mundo. Se las dió a todos. El nuevo bautismo había comenzado y este nuevo bautismo no requería de agua, ni de pertenecer a la familia de Abraham, el nuevo bautismo consistía en creer. 

Y una vez creyeras, te moverás, porque recuerda que el bautismo es acción. 

Celo bien ordenado. 

39 Les añadió una parábola: « ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo por encima del maestro. Será como el maestro cuando esté perfectamente instruido. 41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: `Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo', si no ves la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. 43 «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. 44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. 

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