Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Fíjense que Juan el Bautista es más franco. Es cierto que tiene sus dudas, pero al menos no anda como los fariseos queriendo acabar con ‘verdades’. Se lo manda a preguntar claro y directo. 

Si solamente una cosa, vamos a sacar de Juan el Bautista será esto: Ser claro y directo. 

Nótese que en este versículo es el mismo Juan el Bautista el que habla. 

Ahora Lucas toma otro nivel en este escrito. Ahora nos confiesa que conoce pormenores de Juan el Bautista. 

Me parece interesante que Juan el Bautista haya enviado a dos discípulos. Lo digo porque cuando a mi casa llega alguien hablando de religión, siempre viene acompañado. 

20 Aquellos hombres se acercaron a él y le dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?» 21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. 22 Y les respondió: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; 23 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» 

Juan el Bautista estaba gritando en el río. Era necesario que él supiera. Y al igual que a todos, se le mostró la evidencia. Ya estaba en él o en cualquiera, creer cuando viera lo que viera. Creer, cuando escuchara lo que escuchara. 

24 Cuando los mensajeros de Juan se alejaron se puso a hablar de Juan a la gente: « ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 25 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. 26 Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. 27 De éste es de quien está escrito: He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino.

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