Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Conclusión: Debemos sembrar en tierra buena. 

Hasta ahí fácil. 

Pero… ¿Cómo vamos a saber cuál es la tierra buena? 

Ahí está el problema. Es muy difícil saberlo. Incluso este sembrador que voy a suponer tiene experiencia, comete errores. Podría decirse que la mayor parte de su semilla se perdió. Pero no es así. Ver que parte de la semilla se perdió es solo enfocarse en lo menos importante. Hasta el sembrador con su experiencia debe tratar varios terrenos. Es cierto que la semilla que cayó en suelo que no era apto, no nació, o si nació, pues no tuvo fuerza para seguir adelante. Igual deben ser nuestras semillas. Las semillas que sembremos de amistad, compañerismo, trabajo y toda clase de relación que empecemos. No tenemos forma de saber en qué clase de tierra estamos sembrando, pero eso no debe evitar que sembremos, porque eventualmente alguna caerá en suelo fértil y nos dará frutos… ¿Cómo fue que dijo?... ¡centuplicados! 

Pero ¿Qué pasaría si sembramos semilla de mala calidad?, porque ya sabemos que mucha se va a perder, y resulta que la que cae en buena tierra da frutos no muy buenos… ¿Pero que esperamos? Si la semilla es mala, el fruto no será el mejor. Es por eso que debemos dar lo mejor de nosotros, porque cuando recibamos los frutos de la tierra buena (que no sabemos dónde está) nos sorprenda y hasta se nos olvide la que sembramos en terrenos áridos. 

Fin de la explicación, espero que nadie la haya leído. 

Algo más. Al final Jesús acaba de manera diferente: Los que tengan oído para oír que oiga. 

¿Qué quiso decir? 

Yo creo que él ya sabe que no todos están dispuestos a seguirlo. Por mucho que se esmere en entregar el mensaje, cada cual lleva ya su plan de viaje y ni siquiera se paran a escucharlo y aunque lo escuchen, sus viejas ideas impedirán que se le entienda de la manera que él quiere.

215

Anterior                              Siguiente