Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Aquí no importa si uno tiene orejas y oye. Es que aunque el ruido éntre a tus orejas, tú estarás haciendo la traducción que a ti te interese. No estarás escuchando. Jesús lo sabe y se lamenta. 

¿Estaba de mal genio? 

Es posible. Es que cualquiera se molesta si uno trae un mensaje y no se le escucha. Pero desde luego que Jesús no es uno más, así que ¿por qué parece estar enfadado? 

Aún no lo sabemos. Es posible que más tarde se nos revele esta información. Atentos y el que tenga oídos, que oiga. 

Pero por tercera vez les pregunto, ¿Estará Jesús enfadado cuando exclama: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»

¡Claro que no! 

Si estuviera molesto sería una indicación de que Jesús estaba esperando algo. Jesús no espera nada. Es cierto que le hace la invitación al Satanás en el desierto. Es cierto que elogia a Juan El Bautista. Es cierto que da parábolas y todo eso. Pero no espera nada. Si esperara, su objetivo se pierde de vista. 

Es que uno tiene solo 24 horas en un día. Y duerme la tercera parte. Se gasta la otra tercera parte comiendo, aseándose y en entretenciones de rutina. Entonces le quedan ocho horas al día. 

La mayoría de nosotros tiene trabajos, que se queda con todo ese tiempo. 

Entonces ¿cuánto tiempo te quedo para dedicarte a lo que en realidad te gusta? 

Vamos a decir que te queda una hora. Si no estás de acuerdo conmigo, pues tú decide basado en tus calculaciones, cuánto tiempo al día tienes para dedicarte a lo que a ti en realidad te gusta. 

Así que para ser optimistas, vamos a decir que una persona deja cuatro horas al día para dedicarse a sí mismo. La verdad yo conozco personas que pareciera que no tiene ni un minuto para ellos. Hasta le roban tiempo al día que aún no ha llegado para hacer cosas. Hay personas que ni duermen por estar haciendo algo que ni les interesa ni les da satisfacciones.

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