Lucas, Teofilo soy yo

Aquí de nuevo nos hace falta que Jesús nos interprete la parábola. Pero al parecer no lo hará. O mejor dicho, Lucas no nos da ese gusto. Lo trataré de analizar no sin antes recordarles que este análisis debe ser un trabajo en compañía. Es cierto que yo ya lo empecé pero no debe parar allí. Cada lector debe hacer lo mismo. A veces aceptando mi análisis, a veces descubriendo que no es así, o aunque pudiera ser así, aún le falta más y a veces negándolo en su totalidad. 

Es que el mensaje de Jesús se queda perdido si no lo analizamos. Si no buscamos lo que está oculto y tratamos de concadenar sus pensamientos y volverlo predecible. Esa debe ser la meta final. Encontrar un Jesús predecible. Un Jesús que en cuanto encuentre un problema, nosotros seamos capaces de ‘predecir’ que hará él. Es que en ese momento estaremos aprendiendo. No debemos tener miedo de predecir a Jesús, después de todo, si nos gusta, podemos tomar el mismo camino. Si eso es lo que nos pide, ¿cómo vamos a hacerlo si no lo conocemos? 

OK...entonces voy a tratar de encontrar lo escondido en esta parábola. 

16 «Nadie enciende una lámpara y la tapa con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. 17 Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto.18 Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará.» 

En mi anterior análisis, yo dije que toda buena acción debería hacerse aunque no sepamos en qué tierra sembremos. Después de escuchar el análisis del propio Jesús a sus palabras, veo que Jesús es más centrado. Está más concentrado en su objetivo. (No se sorprendan por favor) 

Así que al tratar de analizar esta parábola, me queda más fácil. Ya no diré que aquél que tenga un conocimiento lo dé a conocer, ya que oculto, no sirve de nada y además se perderá aunque lo tenga seguro. Nada de eso.