Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Esta frase de Jesús es tan diferente a las que ya hemos escuchado que le cuesta a uno creer que la haya dicho. Pero vamos a darlas por ciertas. 

¿Que habrá querido decir Jesús aquí? 

¿Con quién está molesto el maestro? 

Pareciera que está molesto con nosotros. Con la generación que a él le tocó vivir. Pero no es así. Está molesto con los apóstoles y de pronto con el padre del niño. 

Con los apóstoles porque tal como lo había dicho Jesús mismo antes, se necesita creer para realizar estas labores. Los apóstoles intentan arrojar este demonio del muchacho y claro que no pueden hacerlo, es que no creen en Jesús, ni en la palabra de Dios. 

Es por eso que el milagro no se efectúa. Es por eso que Jesús se da cuenta. Y es por eso que Jesús pierde la paciencia. 

Este es un Jesús diferente al que hemos visto con anterioridad. O mejor dicho, es una nueva faceta que simplemente nos sorprende. 

También el padre debería creer. Jesús podría estar molesto con él. 

O tal vez se refiere a todos nosotros, que al no creer en él y en su padre, pues nos vemos condenados a sufrir enfermedades teniendo el remedio en la mano, y al principio dije que no estaba molesto con nosotros y sólo fue para esquivar mí responsabilidad.

Segundo anuncio de la Pasión. 

44 al 45.

Estando todos maravillados por todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado su sentido de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto. 

Y los apóstoles, al igual que yo, no entienden. 

¡Pero claro que no iban a entender! 

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