Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

La subida a Jerusalén 

Mala acogida en un pueblo samaritano. 

51 al 56. 

Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén. Envió, pues, mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» Pero, volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo. 

Vuelven a aparecer las tentaciones. Los apóstoles aquí se ven rechazados y a lo primero que acuden, es a una bomba atómica celestial. 

Estos apóstoles en este momento reaccionan igual que el diablo cuando tentó a Jesús en el desierto. 

Dice el diablo: “Eres el hijo de Dios y puedes convertir estas rocas en pan” 

Los apóstoles reaccionan igual, no ven más allá de sus propias conveniencias. Ante la primera oportunidad convertirán las rocas en pan. Ante el primer rechazo, invocarán llamas, rayos y cualquier otra forma de ira divina. Pero Jesús los vuelve a encauzar. Es una lástima que no se nos diga qué palabras utilizó Jesús, así que nos perdimos de su enseñanza. Pero si de algo les sirve, ahí les dejo la mía.

No hay más que decir, excepto que..

¿No te ha pasado lo mismo?

A mí sí.

A mí me han rechazado muchas veces y muchas veces les he devuelto mí rabia y mis bombas lingüísticas.

En otras palabras, el diablillo me ha susurrado: “Germán, no te dejes ofender, tú tienes el poder de decirles un par de cositas que van a igualar esa pelea. Hazlo. Muestra tu poder.”

Y lo hice… con consecuencias catastróficas.

Y todo eso ocurre en menos tiempo de lo que me costó escribir este hermoso párrafo. Y yo escribo rápido. Y mí velocidad al componer no la dejó aquí para mostrar mí gran habilidad e inteligencia. Ojala fuera mí ego tratando de mostrarse en todo su esplendor. Es para que ustedes también tengan material de estudio y me analicen.

¿Que descubrieron?

Entre otras cosas estoy muy bien entrenado para pelear.

Ante la menor tentación, yo caigo muy fácil y hasta hago el doble de lo que el diablito me sugiere.

Lo que quiere decir que yo haría mejor trabajo que el propio diablillo. Ahí sí, es mí ego sacándole brillo a su hoja de vida.

Entonces cuándo los apóstoles le quisieron rociar ácido divino a ese pueblo que los rechaza, a mí no se me hace raro. Yo hubiera sido un muy buen apóstol.

Y sí tú has caído ante la tentación en contra de tu familia, amigos y vecinos, te felicito, eso me da a saber que sí Jesús te encontrara en una plaza de mercado diciéndole sus verdades a un taxista o a vagabundo, de seguro te llama a ser unos de los doce.

Y es que Jesús sólo podía llamar a gente molesta cómo yo, que piensa mal de todo el mundo y hasta me pongo bravo con el diablo por llegar tarde a darme ideas.

Sí Jesús escoge a creyentes, bondadosos y amables y dispuestos a hacer la tarea, eso no le hubiera funcionado. Hasta el mismo se aburre y abandona el proyecto.

Es que hasta se pudiera creer que la única tentación que Jesús recibió, fue la de llamar al mismísimo diablo a que dejara su tridente y lo siguiera. Eso hubiera sido un grandísimo error porqué yo no tendría a quién echarle la culpa de mis insultos y fracasos.

Así que sí en algún momento te dejas llevar por la tentación, es porque tienes material de discípulo y una vez que te repones de eso, tienes dos opciones:

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