Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Privilegio de los discípulos. 

23 al 24. Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: « ¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.» 

La acción de agradecimiento continúa y esta vez la extiende a sus apóstoles. Ellos aún no saben lo que están viendo y aún así, deben agradecerlo. Muchos, antes de ellos, quisieron saber el momento del regreso del Mesías, y no lo pudieron ver, solo aquellos doce lo tuvieron con él y es momento que lo agradezcan. 

Pero falta tiempo. Sólo el tiempo dirá si vieron lo que estaba frente a ellos. 

Es como nosotros cuando estamos con una persona a la que solo entendemos cuando se ha ido. Tal vez sería ser más divertido si la entendemos y la vemos cuando está frente a nosotros.

Eres capaz de agradecer cada día al descubrir que puedes ver o estas esperando a cuándo te quedes ciego?

El gran mandamiento. 

25 al 28. Se levantó un legista y dijo, para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» 

El gran mandamiento. O mejor dicho el único mandamiento ya que al cumplir ese, los otros se cumplen en forma automática. Ya hemos visto a Jesús en el desierto siendo tentado por el diablo. Este nuevo pasaje ya no nos sorprende. Jesús simplemente utiliza la misma información que el legista da y hace que él mismo se enrolle en su red. La misma pregunta que el legista trata de utilizar, es la misma, con la que se queda sin argumentos.

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