Lucas, Teofilo soy yo
Padre nuestro según el evangelio de Mateo.
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
¿Por qué no analizar la versión que nos da Lucas? Porque a mí me gusta más esta versión. Lo siento pero debo decirles la verdad. Podría decir que la versión de Lucas está cortada o cualquier otra cosa. Es más, pude haber hecho la sustitución sin haberles dicho nada y posiblemente nadie lo hubiera detectado, pero mejor les digo la verdad y nos evitamos que todo el análisis se nos caiga solo porque yo los engañe una vez. Después podré decirles que es una mentira muy pequeña, pero es que no hay mentiras pequeñas. Hay mentiras, y he elegido no darles mentiras.
Es posible que me equivoque y parte de la gracia de este análisis es que me equivoque y que algunos de ustedes lo detecte y siga adelante con esto.
Y antes de iniciar el análisis de la oración que Jesús le enseñó a sus discípulos es bueno que hablemos de estos errores que cometemos.
Todo lo que yo he escrito aquí, es tal cual yo lo siento. Hay muchas cosas aquí de las que no encuentro respuesta y algunas cosas no las pude analizar porque no se, qué camino tomar. Pero no debo ver esto, como si el párrafo que yo encuentre no tenga explicación, o verse por ustedes como si todo el análisis se viene al piso porque en algún momento no encuentro qué decir o lo que digo no es satisfactorio para ustedes.
Y algo aún peor: yo pudiera llegar a creer que todo lo que digo es exacto y que no cabe otra apreciación. Después de esto, formo una iglesia que seguirá las normas que yo y mi círculo acordemos y después le ponemos nombre y desdeñamos a los que no hacen, dicen o piensan tal como yo lo digo.