Lucas, Teofilo soy yo

German Muñoz

Primero Jesús está en su retiro, aparece el diablo y le da la grandiosa idea que convierta rocas en panes. Luego que se lance desde el templo que de todas maneras los ángeles lo atrapan y nada le va a pasar y por último le ofrece permutar las dos montañas que tiene, solamente por la bobadita de adorarlo. En las tres ocasiones Jesús, no solamente no cae en su juego sino que envuelve al diablo en su mensaje: No solo de pan vive el hombre. Esto pone a pensar a cualquiera.

Pero, convengamos en que a Jesús le tocó fácil porque él nunca caería preso de la tentación. 

Pero no es así. Por supuesto que Jesús pudo haber caído ante la tentación. Caer en la tentación es fácil. Pudo haber caído y ni cuenta haberse dado. Jesús no cayó en la tentación simplemente porque estaba preparado. Jesús sabía lo que tenía y cuando venía el diablo a hacer su oferta, pues era obvio para Jesús que el diablo algo se traía. 

Esa es la gran diferencia entre Jesús y yo. Él está preparado, yo no. Y que esto no sea una excusa para caer y volver a caer. Esto debe servirnos de ejemplo. En cuanto el diablo se te aparezca, debemos saber que no hay una sola manera de comportarnos. Hay varias. Y que hay mejores formas de comportarnos que la que siempre utilizamos. 

Jesús no cae en estas tentaciones y no porque es el hijo de Dios, o porque traía un retrato del diablo y en cuanto lo vio, detectó que tenía que cuidarse. Nada de eso. Nunca sabemos cómo nos va a tentar el diablo y mucho menos qué apariencia tiene. Es más, esto yo ya lo dije, me estoy volviendo repetitivo. ¿Qué fue lo que dije? 

… “La solución está en no caer en el juego que se nos propone, pero para ello uno se tiene que preparar, uno tiene que saber que cuando uno menos se lo espere llegará el diablo y nos tentará. No sabemos cómo es, ni a qué hora llega, ni de qué trucos se valerá. Lo único que sabemos son dos cosas:

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