Lucas, Teofilo soy yo
¿Cómo la vamos a encontrar si no somos capaces de perdonar?
Pero ¡claro! En cuanto se nos dé la oportunidad, oraremos, y en esa oración pediremos para nosotros: “perdónanos como nosotros perdonamos”
¡Já!
y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
O sea que vamos a tener tentaciones. Eso ni se discute. Es sólo que le pedimos que no nos deje caer en ellas. Además le pedimos que nos cuide del mal.
Esta parte de la oración nos puede inducir a la pereza mental si no llegamos a entenderla bien.
Se podría creer que sólo pidiendo se nos concede la petición, pero tal parece que la oración trabaja en conjunto con la acción del creyente. De nada sirve que pidamos que se aleje la tentación cuando andamos de tentación en tentación. O pidiendo que se nos libre del mal cuando andamos metidos en el mal. Es menester que nosotros nos ayudemos. Así que al pedir se debe tener el propósito de buscar lo que se pide.
La declaración más la acción, igual resultado.
Declaración + Acción = Resultado
DAR
El amigo inoportuno.
5 al 8.
Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: `Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle', y aquél, desde dentro, le responde: `No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos', os aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, se levantará para que deje de molestarle y le dará cuanto necesite.